17.10.06

Instrucción 1789


En el año 1777 se elaboró un expediente a instancia del excelentísimo Sr. Conde de Campomanes, «sobre la necesidad de tomarse providencias para cortar los incendios que ocurran en Madrid, y evitar la confusión y desgracias que con el desorden se experimenta en tales casos».
El 20 de noviembre de 17894 fue firmada la primera instrucción para sofocar los incendios por D. Pedro Escolano de Arieta del Consejo de S.M., siendo rey Carlos IV y corregidor de la villa D. José Antonio de Armona y Murga.
Constaba de 35 capítulos y recogía los acuerdos ya mencionados con arreglos y prevenciones a la altura de la época.

El material empezaría a ser modificado según la experiencia, y «en lugar de los baldes o cubos de madera se sustituirán de cuero, para que arrojados de lo alto no se quiebren, y puedan con facilidad volverse a llenar».

Estos materiales dependían directamente de la policía urbana, al estar el servicio de incendios ligado al ramo de limpiezas y riegos, cuyo responsable era el visitador general de policía, quien «deberá celar sobre la limpieza, aseo y guarda de todos los instrumentos y herramientas depositadas en dichas casas, a más de la inspección y encargo que tienen los regidores cuarteleros».

Para los matafuegos, recordaban su tarea en el capitulo XVII. «El gremio de carpinteros y sus repartidores nombren cuarenta oficiales de su oficio y vivan cinco en cada cuartel, a los cuales se han de entregar dieciséis escaleras, veinte hachas de cortar y cuatro baños o tinas de madera, para que con ellas acudan a los fuegos, luego que se toque la campana; y se recogerán del mismo gremio los aguatochos, los que se encargaran a otras personas, por ser los carpinteros mas a propósito para el manejo de las escaleras, subir a los tejados y hacer las cortaduras».

También se necesitaba de una buena dirección para organizar los trabajos de extinción, de este modo «el maestro mayor de obras de Madrid y su teniente formarán dos listas, una de los maestros de obras o arquitectos aprobados que hay en la Corte y otra de los oficiales de albañilería, con expresión de sus nombres, casas y calles donde habitan; y de ellos nombrará Madrid, cuatro maestros arquitectos que concurran personalmente a los fuegos».